sábado, 29 de enero de 2011

dinoalmaltrato

Ha vuelto a suceder. Dabas la pesadilla por terminada. Pero ha pasado otra vez.

Estás en casa, encerrada en el cuarto de baño, sentada en el suelo, y llorando. No sabes que te duele más, si todo tu cuerpo amoratado o la simple idea de que él, él que te prometió que había cambiado, ha vuelto a las andadas.

Haces un último esfuerzo por ponerte en pié, quieres llamar a la policía y contarles que así no puedes seguir. Pones tu mano en el lavabo y haces fuerza. Cuando consigues ponerte en pié hay algo que te empuja, y vuelves a caer. Son tus piernas, están llenas de golpes y arañazos. Vuelves a intentarlo, pones ahora tu mano derecha sobre la bañera y la mano izquierda en el lavabo, y aprietas con todas tus fuerzas para no volver a caer, tarde o temprano él volverá del bar de la esquina, y para entonces será demasiado tarde.

Lo consigues, consigues ponerte en pié y mantenerte erguida. Miras hacia el espejo, ves tu rostro, y no te reconoces. Tienes ojeras, son incontables los morados de tu cara, y estás despeinada. Notas que algo duele debajo del pecho. Levantas tu camiseta fucsia, y miras tu cuerpo en el espejo. No puedes creer lo que ves, se te notan todas y cada una de tus costillas, todas ellas amoratadas. ¿Cuánto tiempo llevas encerrada ahí? No has podido comer nada, y tu cuerpo te delata. Te dispones a salir del cuarto de baño, él no está, quieres hacer la maleta y huir lejos, donde el jamás te encuentre. Quitas el cerrojo, abres la puerta muy despacio, y andas. Nunca habías pensado que andar sería tan difícil, te sientes como un bebé que da sus primeros pasos, no puedes, necesitar volver a caer, pero en un acto reflejo, abres tus brazos y pones uno a cada lado de la pared para sujetarte, y lo consigues. Entras en tu habitación, y horribles recuerdos llegan a tu memoria. Miras hacia la cama, y lo ves a él, gritándote que no sabes hacer nada, que llega después de un duro día de trabajo, y no le das lo que él necesita. Miras al lado, en el suelo, y te ves a ti, rota de dolor y pidiéndole que por favor pare.

Basta de pensar, lo mas deprisa que puedes sacas la maleta, y empiezas a vaciar todo tu armario dentro de ella. Te estas olvidando de cosas, pero no importa, con lo delgada que te has quedado, seguramente no puedas ponerte ninguna ropa que te ponías antes. Buscas tu bolso, y en su interior tu teléfono móvil no está. Buscas por toda la casa, y descubres que las llaves tampoco están. Estás encerrada. Aquel chico se aseguro bien antes de ir a emborracharse, de que al volver, tú seguirías allí.

Te diriges al salón, y buscas cualquier aparato con el que poder comunicarte. Miras hacia el sofá, retiras todos los cojines, y encuentras un teléfono inalámbrico que se había olvidado esconder. Marcas el 091, te lo coge una chica, por su voz parece una chica joven, tú estás muy asustada y la joven, te lo nota. Le dices muy nerviosa todo lo que ha sucedido, que te llamas Daniela y donde te encuentras, tienes miedo, pero le das toda la dirección correctamente, te preguntan como se llama quien te ha hecho esto, y respondes que ha sido Hugo. La chica te aconseja que se vuelva a esconder en el cuarto de baño por si él vuelve. Cuelgas el teléfono y te diriges al baño. Mientras una patrulla de policía se dirige hacia el piso.

Cuando llegan ya es tarde. Hugo ha entrado en la casa, y está buscando a Daniela. Está tan tremendamente borracho, que no se acuerda que la última vez que la vio estaba en el cuarto de baño. Daniela, esta escondida detrás de la puerta, tapándose la boca con la mano, para que no oiga su respiración.

Se escuchan sirenas de fondo. Es la policía, por fin ha llegado. Hugo no se imagina que van por él, y sigue como si nada. Coge una cerveza del frigorífico y se sienta en el suelo a seguir bebiendo.

La policía rompe la puerta de la casa, y detienen a Hugo.

Después, la joven que había atendido a Daniela por teléfono, se dirige al cuarto de baño, le ruega que le abra la puerta, y Daniela no responde. La joven policía asustada, llama a un compañero para que abra la puerta, al abrirla se encuentran a Daniela inconsciente, tumbada en el suelo. Llaman a una ambulancia, y enseguida se la llevan de camino al hospital.

Cuando Daniela despierta, esta tumbada en una camilla del hospital, con una vía de suero en su mano, y su madre a su lado llorando y apretándole su otra mano con todas sus fuerzas. Está viva. En el otro lado, la joven policía con una libreta en su mano. Daniela cuenta detalladamente lo sucedido y pone una denuncia, y pide una orden de alejamiento contra Hugo. Daniela no quiere ser la víctima de la violencia de género número 70. Quiere seguir con su vida, una vida nueva, y olvidarse de todo este dolor. Tanto físico, como mental. Se merece volver a sonreír, y recuperar la vitalidad que tenía antes, antes de que Hugo llegara a su vida.

pdta: hay que aclarar que el texto no tiene nada que ver con mi vida personal. Es una de las muchas pequeñas historias que a veces me da por escribir.( aunque casi nadie se las lea, jaja)

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